Monday, November 14, 2016

Haz la Obra

I had the privilege of giving the devotional message this morning for the employees and missionaries here in the Area Office. I drew on the talk Elder Duncan gave at our Stake Conference about the third son. Here is the message in Spanish.

HAZ LA OBRA

Hermanos y Hermanas, me complace mucho estar aquí con ustedes y tener la oportunidad de compartir con ustedes este pequeño mensaje. Estamos enfocándonos en este mes en el tema de “Haz la Obra” y hablando de este tema, quiero empezar con la parábola del Salvador que compartió después de la entrada triunfal en Jerusalén que se encuentra en el libro de Mateo, capítulo 21, versículos 28-31, que dice:

28 Mas, ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero, le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña.

29 Y respondiendo él, dijo: No quiero; pero después, arrepentido, fue.

30 Y acercándose al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: Sí, señor, voy. Pero no fue.

31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos: El primero.

Un punto de esta parábola es que lo que hacemos es más importante que los que decimos--es más importante hacer el trabajo que decir que lo haremos. Los otros pasos del modelo de liderazgo, el definir dirección, deliberar en consejo, desarrollar capacidades y organizar la labor no valen de nada si no hacemos la obra.

Recientemente Elder Duncan presidió la conferencia de estaca en la estaca Molino en la Zona 6 donde nosotros asistimos. Él contó esta parábola y entonces la cambió para que hubiera un tercer hijo. Y el hombre dijo al tercer hijo, ve hoy a trabajar en mi viña. Y el tercer hijo respondió, Sí, Señor, voy. Y fue y trabajó con toda su fuerza y con todo su corazón. Elder Duncan nos animó que seamos como el tercer hijo, pronto para aceptar una asignación y fiel para cumplirla.

Pensando en la parábola como revisada por el Elder Duncan, me di cuenta de que este tercer hijo realmente es Jesucristo. Fue él que dijo, “Heme aquí; envíame.” Y después vino e hizo siempre lo que a su Padre le agrada. Y cuando estuvo abrumado de la agonía de la expiación, dijo, “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.” Realmente Elder Duncan estaba invitándonos a llegar a ser como Cristo.

Jesucristo dijo, “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos,” otra vez enseñándonos que lo que hacemos cuenta más que lo que decimos.

Para mí, un gran ejemple del valor de hacer la obra es el profeta Nefi. Cuando su padre le dio una tarea muy difícil, dijo “Iré y haré lo que el Señor ha mandado, porque sé que él nunca da mandamientos a los hijos de los hombres sin prepararles una vía para que cumplan lo que les ha mandado.” 1 Nefi 3:7

Cuando él y sus hermanos mayores llegaron a Jerusalén para obtener las planchas de bronce de Labán, él trató de matarlos y robó sus bienes. Sus hermanos desanimaron, lo maltrataron y quisieron volver a la tienda de su padre sin las planchas de bronce. Pero Nefi les dijo:

“Así como el Señor vive, y como nosotros vivimos, no descenderemos hasta nuestro padre en el desierto hasta que hayamos cumplido lo que el Señor nos ha mandado. … Subamos de nuevo a Jerusalén, y seamos fieles en guardar los mandamientos del Señor, pues he aquí, él es más poderoso que toda la tierra.” 1 Nefi 3:15; 4:1

Como sabemos volvieron a Jerusalén y dejando a sus hermanos fuera de la ciudad, Nefi entró de nuevo y volvió a la casa de Labán y fue “guiado por el Espíritu, sin saber de antemano lo que tendría que hacer.” Y cuando encontró a Labán ebrio de vino, el Espíritu le constriñó a que matara a Labán, cosa que era muy difícil para Nefi. Y sucedió que otra vez le dijo el Espíritu: Mátalo, porque el Señor lo ha puesto en tus manos. Entonces obedeciendo la voz del Espíritu y cogiendo a Labán por los cabellos, le cortó la cabeza con su propia espada. Después Nefi obtuvo las planchas de bronce y él, sus hermanos y siervo de Labán volvieron a la tienda de su padre.

Aun cuando encontramos desafíos y obstáculos en el camino de lograr nuestro trabajo, si oramos con fe como hizo El Salvador en Getsemaní y seguimos el Espíritu como lo hizo Nefi en Jerusalén, podremos sobrevenir todos estos desafíos y obstáculos y lograr un buen trabajo para El Señor.

Yo les invito que sean como el tercer hijo, siempre dispuestos a aceptar una asignación y leal y fiel en llevarla acabo.

Testimonio.

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